El objetivo de la investigación de procedencia es desglosar el origen de los objetos, esto se aplica tanto a las obras de arte como a la historia natural o etnográfica. Empezando por el objeto respectivo, las fichas, las entradas de los libros de inventario o los materiales de archivo pueden dar pistas: cómo llegó una colección al museo, de dónde vino y a quién perteneció originalmente. El punto de partida siempre es la cuestión de si los objetos pertenecen legalmente al museo hoy en día o si provienen de un "contexto ilegal". La investigación de procedencias se ha consolidado como una parte esencial del trabajo de museos y colecciones, especialmente en las últimas décadas. Un hito en este desarrollo fue la Conferencia de Washington, que en 1998 estableció por primera vez cómo debían tratarse los bienes culturales confiscados por los nacionalsocialistas. Como resultado, muchos museos comenzaron a examinar sus propios fondos y a revelar procedencias problemáticas.